Tener una afición ayuda a vivir. Lamentablemente uno no elige las cosas que lo motivan y le hacen más llevadera la existencia.
De todas las cosas que uno puede disfrutar, la más barata, fácil de conseguir y gratificante es la gente. Quienes disfrutan de la poesía, la música, el futbol, los sudokus, el cine o la cocina van a la saga de aquellos que disfrutan de la compañía de otra gente.
Supongo que esa gente tiene una predisposición natural para ver lo bueno en los otros, o al menos para tolerar los defectos ajenos y suelen disfrutar incluso la compañia de gente que yo encuentro aburrida o insoportable.
Es algo para envidiar.
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