miércoles, 28 de septiembre de 2011

Adicciones

Hay muchas, muchas formas de conseguir la misma cosa. O de no conseguirla.
Lo que funciona para uno, tal vez no funcione para otro; lo que funciona hoy, tal vez mañana deje de funcionar. Sin embargo...

Ayer estuve en una pequeña ceremonia de cambio de fase en una institución dedicada al tratamiento de adicciones, principalmente a las drogas y el alcohol, y hoy tengo algo que decir.

Según entiendo, las adicciones se tratan con dos herramientas: grupos y terapia. No se por qué, pero pareciera que es así.

Mucha gente lucha sola y tal vez alguna de esta gente consiga sobreponerse, otra gente recurre a la religión o a tratamientos controvertidos (laser, acupuntura, etc.), otros a grupos de pares (Alcohólicos / Narcóticos / etc. Anónimos).

Hasta donde yo puedo entender, la mejor alternativa hoy en día son las instituciones que combinan la experiencia de los grupos de autoayuda (xx anónimos), pero brindando además el asesoramiento y la guía de profesionales, y llevando adelante el tratamiento en un contexto controlado. Suelen funcionar bajo el esquema de hospital de día, y combinan distintas disciplinas junto con terapia individual y grupal. Junto con todo ese apoyo brindan determinadas normas que apuntan a limitar las posibilidades de que el paciente sufra una recaída y son fundamentales, sobre todo al inicio del tratamiento.

Como otro punto importante, se trata de involucrar a los familiares, ya que en estas enfermedades el contexto es fundamental; con lo que las probabilidades de éxito se incrementan notablemente.

Alcohólicos Anónimos fue pionera en la lucha contra las adicciones, y muchos otros grupos se han inspirado en su filosofía y estructura. Durante años estos grupos han cubierto un vacío y han ayudado a miles de personas en todo el mundo a recuperarse. 

Pero hoy, a mi entender, han dejado de ser la mejor alternativa.

Nadie ignora que las adicciones son un problema creciente, pero tal vez haya mucha gente que ignore con qué herramientas se cuenta actualmente para ayudarse y ayudar a sus seres queridos.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Neruda inédito

Siete días a la semana,
yo le pregunto a la vida,
si se puede hacer buen vino
con uva medio podrida.

Siete días a la semana,
la vida no da respuesta.
Siete días a la semana,
yo le mantengo la apuesta.

Entre tantos sinsabores,
y mientras toca la orquesta,
me devuelve la pregunta
y le dejo mi respuesta:
buscala en la diferencia
entre Flores y Floresta.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Tal vez

La mina, finalmente, terminó de volverse loca.

Hoy es un rinoceronte ciego, que arremete al primer sonido, con una furia irracional e inagotable.

Existe una lógica tanática, que a veces se evidencia en sentimientos destructivos, como los celos o el rencor. Dentro de esa lógica, pensamientos como "si no sos mío, no sos de nadie", "si yo pierdo vos perdés" o "te voy a hacer la vida imposible" suenan totalmente razonables.

Las palabras, que alguna vez tuvieron una pretensión comunicadora, hoy son guantes de boxeo con herraduras adentro. 

Los ojos, que alguna vez se deleitaron en la contemplación de la belleza, hoy son radares en busca de una brecha en las defensas del otro.

Y la piel, que supo ser una superficie de contacto, hoy es un campo minado, imposible de desactivar.

Sabés qué?

Yo sigo acá. 

Las palabras que no pronuncio, porque pronunciarlas sería lanzarlas al vacío como discos en una competencia de tiro; siguen ahí.

Las razones que ya no exhibo, porque a fuerza de repetirlas se han transformado en eslogans de guerra; guardan intactas todo su valor.

Si algún día esa nube de locura que te nubla el pensamiento se disipa, si algún día te cansás de equivocarte y decidis cerrar tu delivery de infiernos a domicilio, tal vez yo todavía esté, y tal vez entre las ganas de matarte me haya quedado perdida alguna gana de abrazarte.

Y tal vez no.


viernes, 16 de septiembre de 2011

Todo empezó con el shampoo

Todo en el mundo tiene una ideología. En la mayoría de los casos, esa ideología no es explícita y eso la hace más peligrosa, por la sencilla razón de que nos va cambiando la visión del mundo en forma inadvertida y sin la necesidad de contar para ello con nuestro acuerdo.

Hasta hace algunos años, pocas cosas eran "personales" y muchas eran "familiares".

En una casa normal había UN teléfono, UN equipo de música, UNA televisión, UN shampoo, Un dentífrico, todo esto para el uso de toda la familia. Lo único personal era la ropa y los cepillos de dientes. A lo sumo las mujeres de la casa tenían sus cosméticos y los hombres sus maquinitas de afeitar.

Con el tiempo, y sin que nos diéramos cuenta, aparecieron los shampoos para cabello teñido, para cabello seco, para la caspa, para niños, con aloe vera, para cabello lacio, con rulos, etc.

Entonces empezó la locura. 

El concepto de "familiar", lentamente se fue desprestigiando; siendo reemplazado por el concepto de "personal".

Si una familia empieza por no compartir el shampoo o el dentífrico, necesariamente termina no compartiendo nada. Puede sonar exagerado, pero es así.

Cuando aparecieron las computadoras, aspiracionalmente se las llamó "computadoras personales". No lo eran. En el mejor de los casos, en una casa había una sola, no era portátil y poco tenía de personal, pero la semilla estaba plantada. Con el tiempo, la tecnología fue cumpliendo lo que el marketing prometía.

Hoy todo debe ser personal, lo cual implica una exacerbación de un individualismo tonto que va a contramano de todo lo que sabemos que resulta beneficioso para una sociedad: si dos personas que viven bajo el mismo techo no pueden compartir el shampoo, si son tan diferentes que no pueden compartir el dentífrico ni la programación del cable; entonces ¿qué cosas podrán compartir ?

La respuesta es tan simple como nefasta.

Pero yo no te la voy a decir.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Cuántos años decis que estudiaste?

. Ajá

. Y usted qué piensa?

. Debe dejar de hacerse cargo de los problemas ajenos.

. Debe pensar más en usted.

. Y usted qué quiere?

. Para ir redondeando...

. Por hoy dejamos acá.


martes, 13 de septiembre de 2011

Dramatizando

Si golpeas unas cincuenta veces -con fuerza- con un martillo un pedazo de carne, vas a lograr una consistencia bastante similar a la que tiene mi cerebro en estas épocas.

Claro, vos pensarás que golpear un pedazo de carne con un martillo es una estupidez, pensarás que si alguien te ve, te va a resultar complicado explicar qué estás haciendo. Pensarás probablemente que es una imagen un tanto macabra.

Es cierto. No lo hagas. Lo mío era sólo una metáfora, y no muy feliz.

Imaginate, mejor, a un tipo encerrado en una celda de un metro por un metro. Imaginalo con una luz potente encendida las 24 horas, con una grabación a todo volumen que lo increpa las 24 horas del día, imagina la celda está montada en el carrito de una montaña rusa. Imagina que, mientras tanto, tiene enhebrar una aguja por minuto las 24 horas del día, y que si no lo hace recibe una descarga eléctrica.

No. Esto es más macabro que lo anterior.

Mejor imaginate que tengo las pelotas llenas, que no se qué hacer, que no puedo irme y no me se quedar, imaginate que el hilito de esperanza que me sostiene es cada vez más finito, que estoy agarrado con un dedo y que abajo no hay nada.

Pero, ¿para qué?

Mejor imaginate de vacaciones en alguna playa tropical, con la compañia que más te guste.

Y que la pases lindo!



miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sisifo

El tipo está condenado a empujar todo el tiempo una piedra pesadísima, pero ¿quién lo condenó?

Es claro que la condena fue tácita, y fue propia. Tácita porque sus propias huellas lo fueron llevando al pie de la piedra, y una vez ahí no le quedó otra alternativa que empezar a empujar. Propia porque nadie más que él es responsable de sus pasos.

La piedra pesa, el tipo empuja y va midiendo lo que le falta para llegar a la cima. Sabe que cada ciclo termina con la piedra rodando, pero prefiere no pensarlo. Se afana mejorando su técnica, probando diferentes formas de empujar, buscando una eficiencia tan inútil como lo es toda eficiencia. El jardinero que poda el pasto y corta los arbustos finalmente, indefectiblemente se cansará, se jubilará o se morirá; y el pasto y los arbustos seguirán creciendo.

Así como la selva y el desierto siempre terminan devorando los templos, nuestros esfuerzos siempre terminarán siendo inútiles. Esto sería terrible, salvo por un pequeño detalle: en el supermercado chino de la otra cuadra venden unos mini grisines que le alegran la vida a cualquiera!!!

Qué?

¿Nadie te dijo que el secreto está en las pequeñas cosas?