Cuando uno escucha frases como "hoy en día todo el mundo pide por sus derechos, pero nadie se preocupa por sus obligaciones", uno sabe que el que habla es un viejo. Los jóvenes -irresponsables- piden, pero los adultos -que ya aprendieron- saben que junto con un derecho viene una obligación. No aceptar la obligación adherida al derecho que uno reclama es como querer tener un auto sin estar dispuesto a pagarlo ni mantenerlo: o es de papá, o es prestado, o es robado.
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La mayoría de los conflictos cotidianos devienen de defender supuestos derechos y defenderse de supuestas obligaciones. Por eso las relaciones con los padres, profesores, jefes y otras autoridades son como son.
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Entre los derechos más reivindicados podría mencionar el derecho a la independencia, el derecho a definir la propia sexualidad, el derecho a acceder a determinados bienes; pero hay derechos que normalmente NADIE reivindica, porque tienen algo de vergonzoso. Me refiero, por ejemplo, al derecho a equivocarse, al derecho a no ser inteligente, al derecho a ser superficial, el derecho a masturbarse, el derecho de ser sucio, el derecho de tener una pareja estúpida o fea, el derecho de ser gordo o el derecho a vestirse mal.
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Puede que estas palabras sean tontas o aburridas, pero tengo el derecho de escribirlas, O NO?
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