miércoles, 21 de junio de 2023

Nunca es tarde para cambiar

Soy un hombre común. Uno más entre los miles que caminan esta tierra sin dejar la menor marca.

Mi vida está definida más por lo que no he hecho que por lo que me atreví a hacer. No he ejercido la violencia ni he apostado mi futuro a una carta. No he sentido jamás la adrenalina que acompaña los momentos más dramáticos de la vida.

Al igual que muchos, he intentado mitigar el gris de la rutina con las aventuras imaginarias de exploradores, soldados, ladrones y asesinos que nos acercan los libros y las pantallas. 

Se que en la vida real hay gente que ha transgredido los límites de la forma más audaz; pero la gente común solo busca la seguridad y eludir dentro de lo posible todos los riesgos.

Anticipando el ocaso y el olvido, he decidido vivir todo lo que la vida tiene para ofrecer sin renunciar a nada por miedo o por obediencia a las leyes que gobiernan a los tibios.

Demasiado viejo para ser soldado o detective, abogado o forense, sin medios para explorar parajes inaccesibles, debí optar por el único camino que aún estaba a mi alcance. 

Y me decidí por el crimen.