miércoles, 16 de diciembre de 2009

La razón se pierde razonando

Todos queremos hablar. En el fondo de nuestras cabezas vive la idea de que tenemos un montón de cosas valiosas para decir y sólo esperamos que aparezca la oreja indicada para regalarle nuestras verdades. Si cuando las decimos el otro no las aprecia, necesitamos que el equivocado seal el otro para no sentirnos mal.
Todos sobrevaloramos nuestras opiniones y nuestros sentimientos.
A veces recuerdo algunas cosas que dije y posiciones que defendí y no puedo evitar sentir vergüenza. La misma que tal vez mañana sienta cuando recuerde mis palabras o mis actitudes de hoy.
Nunca puedo terminar de entender si uno se porta como estúpido porque es estúpido o porque simplemente es demasiado necio como para aceptar que se equivoca.
Si uno pudiera aceptar que el otro sabe más que uno sin sentirse menos por eso, ni siquiera haría falta humildad para hacerlo. Eso impicaría que el otro, cuando dice -o hace- lo que nos parece una estupidez, tampoco es estúpido ni menos que uno.
Esta es una paradoja a la que no puedo encontrarle solución: Yo soy mis ideas, entonces si mis ideas son criticadas yo soy criticado. Si yo no soy mis ideas, entonces no importa lo que piense -ni lo que haga- y eso es un contrasentido.
Conclusión: la única forma es aceptar que uno puede equivocarse y eso no lo denigra, y por consecuencia, que los otros también pueden equivocarse sin que eso los descalifique.
Cada vez que uno califica al otro de estúpido (o sus variantes), da un paso que lo aleja de la felicidad.
PD. Si esto no te parece brillante (aunque tal vez un poco largo), sos un pobre estúpido.

3 comentarios:

  1. "Todos somos ignorantes, sucede que no todos ignoramos las mismas cosas."

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  2. Clarinete Night:
    Yo ignoro cómo se toca el trombón, en qué época se cultiva el cañamo y un montón de pavadas más, pero en los temas importantes vengo bárbaro!

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  3. Ja, ja, ja eso es lo más importante, que sientas que sabes algo y que lo demuestres.
    Aunque discrepo en algo, y es que tocar el trombón puede ser importante para alguien, aunque no a nivel general porque las cosas existen en función a la percepción de cada uno.
    En realidad cumplo el viernes... y bueno, cumplir años no es algo que me guste mucho, pero a poner cara de ponqué.

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