martes, 29 de diciembre de 2009

Chabón desconfiado

Desconfío de la inteligencia que no pone comida en el plato ni una sonrisa en el rostro.
Desconfío del amor que hace sufrir.
Desconfío de los que siempre están de acuerdo y de los que nunca están de acuerdo.
Desconfío de los que no quieren a los animales ni a los chicos y de los que sólo quieren a los animales y a los chicos.
Desconfío de la gente que vive pendiente del dinero y de la gente que reniega del dinero.
Desconfío de los que se creen superiores y de los que se creen inferiores.
Pero por sobre todas las cosas desconfío de mi mismo. Porque mi mente sólo quiere evitar el sufrimiento y no ahorra medios para lograrlo. Porque para que otro me engañe o me decepcione hace falta el silencio cómplice de mi mente; porque insiste en repetirme mentiras que me tranquilizan, y porque se obstina en recorrer los mismos caminos que ya no quiero recorrer.

3 comentarios:

  1. Solo con la desconfianza se llega a la verdad

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  2. El hecho de que hables de tu mente en tercera persona resulta paradójicamente sospechoso jaja Igual coincido en muchas cosas...
    Los extremos nunca son buenos. Y yo creo que todos desconfiamos un poquito de nosotros mismos, algunos lo aceptamos y otros no. Es un buen primer paso... el segundo sería hacer algo al respecto, ¿No? O que por lo menos esa desconfianza no se apodere de nosotros... Aunque si conseguis como controlarla, por favor contamelo jaja ¡Beso grande!

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  3. Beyond: si la desconfianza no sirve para descubrir verdades, al menos servirá para descubrir mentiras...

    Vale: es cierto, desconfiar de uno mismo resulta, como mínimo, sospechoso. Igual me voy a estar vigilando...

    Besos

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