El miedo a la vida es más grande que el miedo a la muerte.
La muerte es inevitable, la vida no.
A veces la necesidad de justificación, justifica algunas mayúsculas (Amor, Dios, Patria), pero la vida no conoce más justificaciones que las que uno se inventa.
Hasta lo más nuevo y lo más inmutable está muriendo, y en esa idea no hay tristeza.
La vida no es una carrera, no es un juego. Nadie puede ganar y nadie puede perder.
Algunas ideas generan angustia y vértigo, y a algunas personas esa sensación las molesta. Prefieren dormir, y para dormirse se cuentan cuentos.
lunes, 28 de diciembre de 2009
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