A veces pienso que en el fondo todos somos iguales: todos queremos ser amados, todos necesitamos una mirada de aprobación, todos le tememos a lo mismo.
Otras veces pienso que la gente no podría ser más diferente.
Como siempre es una cuestión de acentos, y mi visión cambia si me concentro en lo igual o en lo diferente. Tal vez todos somos bastante iguales en lo profundo, y todos somos bastante distintos en los detalles.
Sabato dijo -ya lo mencioné en algún post- que el genio está en ver la relación entre la piedra que cae y la luna que no cae (refiriéndose a Newton y a dos manifestaciones de la misma ley de gravedad). Tal vez si uno fuera más inteligente -o más sabio- vería la semejanza en hechos aparentemente opuestos y la vida no seria tan confusa.
Lástima.
Quizás no sea el tema ser más inteligente, sino más atento, como los chicos, que ven todo con ojos atentos, despiertos, prestando la más mínima atención a cada cosa que pasa. Entoncés sí va a ser más fácil encontrar lo semejante y disfrutarlo.
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