jueves, 7 de enero de 2010

Mami, mirá lo que puedo hacer!

Todos queremos lo mismo, pero eso que queremos se le representa en forma diferente a cada uno. Todos necesitamos ser amados, respetados y valorados; la gente más infantil también necesita ser admirada.

Hay quién entiende que será valorado por lo que tiene, o por su inteligencia, o por su generosidad, o por algún rasgo de su carácter, o por su belleza, o por su talento, o por estar a la moda.

Todos tenemos problemas de autoestima y necesitamos un guiño del otro para verificar que somos importantes. Eso a veces se da, y a veces no; entonces vivimos en un ciclo de euforia y frustración del que resulta difícil salir. Un mecanismo muy común es tratar de revalorizarse desvalorizando al otro.

Ese reconocimiento, no todos lo pedimos de la misma forma. Un chico se pasa el día diciendo "Mirá mami lo que puedo hacer!", muchos grandes también lo hacen. Algunos piden, otros suplican, y muchos demandan. Todos nos creemos con derecho a ser respetados, y creo que estamos en lo cierto; pero muchas veces llegamos al punto en que nuestras demandas de reconocimiento se vuelven perentorias y no negociables: "yo no voy a valorarte hasta que me valores".

Cuando una relación -cualquier tipo de relación- llega a ese punto, hay tres alternativas:
. Uno de los dos crece
. Los dos se encarnizan en la destrucción del otro
. Se mandan al carajo (y repiten lo mismo con otra relación)

3 comentarios:

  1. exacto !!!...lo que escribes es real lo que pasa..se entiende muy bien se cumple ytambien pero cambiar eso que tenemos los humanos el ser malos contra el resto y lo demas es algo que no podemos cambiar .. me encatna la entrada..
    cuidate

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  2. Es absurdo y terriblemente cierto. A saber cuántas veces nos hemos embarcado en relaciones tan conflictivas como la que mencionas al final, esperando que el que crezca sea el otro porque uno no tiene por qué. Lástima que las cosas se pierdan de semejante manera.

    Gracias por todos los halagos de los últimos comentarios, a ver si mi cabecita los asume alguna vez. Y sí, éso creo: mis padres han hecho un voto de silencio. Abrumador.

    Un beso.

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  3. Se me aceleró la respiración y los latidos del corazón. ¡Demasiada verdad junta!
    Yo creo que la cosa está en buscar la compatibilidad. No todos necesitamos de lo mismo...
    ¡Beso!

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