La civilización apunta en el camino equivocado. Todo lo que se entiende como logro, en realidad nos aleja de la felicidad y nos acerca a la alienación y a la impotencia. Vivimos rodeados de gente que nos mea la cabeza, y sólo atinamos a mirar para otro lado.
Reivindiquemos la ley de la selva, la ley del revolver, la ley del garrote. Pero no un garrote gubernamental, sino un garrote ciudadano y anárquico.
Si no hubiese leyes, si no hubiese policías, si no hubiese jueces ni prisiones; si todos estuviésemos librados a nuestros medios como animales en la selva, muchos de nosotros penaríamos. Y aún así la vida, aunque más dura, sería más simple.
Inventamos instituciones que invariablemente no funcionan, y quedamos rehenes de esas mismas insituciones. Delegamos la defensa a la policía, la educación a las escuelas, la justicia a los tribunales... Y terminamos no pudiendo defendernos, ni curarnos, ni educar a nuestros hijos, ni conseguir justicia; limitados a quejarnos de lo mal que está la seguridad, la salud, la educación.
Rajemos a la mierda a toda esa gente que no sabe ni quiere ni puede cumplir con su función, armémonos hasta los dientes, no paguemos los impuestos, y ....
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Me parece que me pasé de rosca...
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Perdón...
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Mejor dejemos todo como está.
ibas re-bien, y te asustaste!!!
ResponderEliminarno, no dejemos todo como está.
me gusta tu blog