lunes, 18 de enero de 2010

Igual, todo bien...

No queremos saber.
No queremos aprender.

Queremos brillar,
sin consumirnos,
sin esfuerzo.

Queremos preguntar,
pero no queremos escuchar.
Sólo queremos deslumbrar
con nuestras preguntas.

No queremos cambiar,
sólo queremos quejarnos.

Denunciamos nuestros defectos,
vanidosamente,
invitando al halago.

Conocemos el fin
desde el principio,
y sin embargo nadie
se ahorra un ¿por qué?

Demandamos reglas,
para los otros.

Queremos ser distintos,
pero nos da miedo
no ser iguales.

Si Dios existe,
se cansó de ser
maestra jardinera.

3 comentarios: