jueves, 3 de septiembre de 2009

La felicidad y otras tonterias...


Uno de los peores inventos logrados por la humanidad en todos los tiempos es el concepto actual de felicidad.

En la antigüedad, un tipo era campesino en un pueblito de mala muerte. Si tenía suerte se casaba con una mina como él y toda la vida yugaban de sol a sol para asegurarse el sustento, no siempre con éxito. El tipo se sabía ignorante de lo que sucedía más allá de su aldea y no pretendía más que lo básico. Y cuando lo conseguía se consideraba dichoso. La vida era simple y las alegrías y tristezas tenían relación directa con la gente: la cosecha era buena y habría comida, venía una plaga y la vida se hacía dura.

Hoy la vida se ha hecho demasiado compleja para que nosotros, que somos generalmente más tontos y vagos de lo que nos gusta pensar, la podamos entender.

Parece que el mundo ofrece cada vez más cosas imprescindibles, y uno ya no se compara con el vecino sino con los referentes mediáticos. Entonces, la piba más linda del pueblo pasa a ser un escracho comparada con las modelos que pueblan la pantalla; y no puedo evitar sentir que me estoy perdiendo la fiesta si mi celular no tiene gps o alguna otra huevada.

Las escuelas y los hogares cada vez forman menos y ese rol lo ha ido tomando la televisión y, más recientemente internet. Y cuando los valores los transmite -o sea, los crea- gente que nos ve como clientes la cosa se complica. Para estar bien siempre hay que consumir algo, ya sea agua mineral saborizada, algún trago energético, un yogur cada día, una crema milagrosa o cualquier tontería que lleve batería (si es de ion-litio mejor).

En este contexto y sometidos a un constante bombardeo destinado a crearnos nuevas necesidades, la felicidad parece algo cada vez más tonto e inalcanzable y la frustración inevitable.

Ahora los dejo, porque tengo que bajarle unos fondos nuevos a mi ipod touch, que está re-bueno!


2 comentarios:

  1. Yo también tengo problemas con el consumismo. ¿Qué podemos hacer? nada. Renegar.

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  2. Renegar me sale bárbaro!

    Te felicito. Sospecho que nadie lee las entradas largas como esta. Lo tuyo es un apostolado.

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