Hace poco fui a cenar y me encontré con la siguiente escena:
Mesa 1: una pareja con un hijo de unos 12 años. El pibe estuvo toda la cena absorto jugando con su celular.
Mesa 2: una madre y sus dos hijas mensajeaban cada una por su lado, y las pocas palabras que intercambiaron fueron dudas de la madre sobre cómo se manejaba su celular y breves respuestas de las hijas.
Mesa 3: una pareja con un nene chiquito. La madre atendía al nene y el padre atendía su celular.
A veces la estupidez se reviste de un atractivo que la hace irresistible.
La era de la incomunicación mi querido Daniel.
ResponderEliminarParadójicamente estamos todos reconectados , pero ni en pedo.
Caro Pé: ahora que todos tenemos veinte maneras de comunicarnos con el mundo en cualquier parte, resulta más evidente que los medios no generan contenido.
ResponderEliminarPuta! eso fue demasiado profundo!
Yo después de estar casi 3 días sin luz, ya me había olvidado de lo que eran los aparatos electrónicos! Me acordé de su entrada del otro día y de su freezer, cuando abrí el mio!
ResponderEliminarBeyond: lamento lo de tus 3 días sin luz, aunque me alegro que esta vez no me haya tocado a mi.
ResponderEliminarY si hacemos una vaquita y compramos un grupo electrógeno?