De a ratos pensaba que se las sabía todas, de a ratos pensaba que era un salamin. A veces se sentía querido, a veces se sentía ignorado. A veces pensaba que era felíz, otras veces se sentía el más infeliz. Algunas veces creía que lo entendía todo, otras que no entendía nada.
Un día se cansó de la intermitencia.
Pero otro día no.
Fin.
ciclotimia ininterrumpida¿?
ResponderEliminarSi.
ResponderEliminarO no.
Daniel, es una sensacion bastante frecuente creo, pero en su caso no tendría porqué. Estoy segura que usted es inteligente, querido y tenido en cuenta.
ResponderEliminarLa vida.
ResponderEliminar"A veces pensaba que era felíz, otras veces se sentía el más infeliz."
ResponderEliminarMe quedó claro que todo, excepto la felicidad de aquel hombre, es absoluto en su intermitencia. Estoy tan de acuerdo con Carolina, que cualquier palabra más allá de ello me parece innecesaria.
Sin embargo, si él piensa que es feliz... y se siente infeliz... me inclino más porque el sujeto duda mucho de su felicidad, no se percata de que la tiene... o simplemente carece de ella.
Un beso.
Por cierto, Dani... ¿sabes? A veces, perder lo que nos hace sentir especiales, es más que rudo. Si me seco y dejo de escribir... eso representa un poquito una especie de asesinato mental. Me siento muerta e inservible. Pero gracias, sé que soy más que palabras.
Sin embargo, ¡me he recuperado! Quiero decir, ¡estoy recuperándome! Ya puedo pensar, ergo puedo escribir.
Debo decir que escribo estas cosas como a veces escribo otras, y nunca buscando el halago. De todas formas, esas cosas siempre se agradecen:
ResponderEliminarGracias.
Caro: Cómo me malcrias! ¿Por qué ya no me tuteás? Es por mi intermitencia?
Vale: sin duda es la vida, o mejor dicho "esta" vida. Pero uno siempre busca algo mejor.
Nata: nunca vas a perder lo que te hace especial. Y me premito contradecirte: se puede escribir sin pensar. De hecho se puede vivir sin pensar. El hecho de pensar, y sobre todo de pensar bien es una de las cosas que te hace especial.
Besos