Una persona es humana en contacto con los otros. Son los otros los que nos humanizan. Si abandonáramos a un bebé en la selva y lograra sobrevivir, crecería como un animal y son varios los casos reales que así lo demuestran.
Una vez que uno "es" humano, puede vivir solo en la cima de una montaña, porque ya lleva su humanidad con él, aunque a veces no se note.
Dicho esto, paso a esbozar mi teoría: uno se define en función de los otros, ocupando un número limitado de roles preestablecidos.
Cualquier persona observadora habrá descubierto determinados clichés que se repiten en distintos grupos con mínimas variaciones. No pretendo hacer una enumeración de cada uno de estos "roles universales", sino entender cómo influyen en nuestra personalidad, moldeándola.
En cada grupo existe un determinado número de roles que pueden estar ocupados o vacantes. Cuando un individuo ingresa al grupo, este trata de hacerlo encajar en alguno de los roles vacantes. Cuando el grupo está sobrepoblado o el individuo muestra demasiada propensión a ocupar un rol diferente, crece la tensión en el grupo y se genera una crísis que permitirá reacomodar los roles.
Así, si una chica poco agraciada se cambia de colegio e ingresa a un curso en el que las demás son menos agraciadas que ella, automáticamente ocupa el rol de "la linda" del grupo y, con el tiempo, efectivamente se irá haciendo más linda.
Si un chico intelectualmente mediocre ingresa a un grupo de gente levemente infradotada, la dinámica lo impulsará a ocupar el lugar del "traga" y probablemente termine siendo mucho más inteligente que al principio.
Si un chico tiene el peso justo para su edad, pero ingresa a un grupo de chicos demasiado delgados; será puesto en el lugar del "gordo" del grupo y, veinte años después aparecerá en Cuestión de Peso.
Y es que en la naturaleza, la economía es la ley suprema, y un grupo debería destinar demasiados recursos para mantener varios líderes, varias lindas o varios gordos. Cada rol cumple una función: el gordo opera como el límite de peso y garantiza la salud del grupo; el líder permite mantener bajo el nivel de tensiones al imponer su autoridad y resolver los conflictos que de otro modo serían constantes. El tonto, el quilombero, la fácil, el traga, el intelectual, el deportista, el fachero son sólo algunos de estos roles que garantizan la salud y el éxito del grupo.
Esta dinámica está destinada a fortalecer al grupo y no a los individuos, por lo que el costo personal puede ser muy elevado.
La conclusión es obvia: dime con quién andas, y te diré quién serás.
Las ciencias sociales deberán madurar varias décadas antes de toparse con esta verdad que hoy les ofrezco, gratis y en la comodidad de sus hogares.