jueves, 11 de febrero de 2010

Para la chica que vende biromes en el tren, el Amor cuida autos a dos cuadras de plaza Constitución

La brisa que se lleve mi aliento no se llevará otra cosa. El resto del universo continuará sin enterarse de mi ausencia, tal como hoy no se entera de mi presencia.
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Me cago en el universo, ya no se qué señales hacerle para que se precate de mi!
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No quedará más remedio que aceptar que mi llegada no cambió la historia, que mis pensamientos no marcaron un antes y un después, que mis pequeñas victorias y derrotas no se escribirán en ninguna crónica.
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Habré de admitir que mis verdades, que no alcanzan ni siquiera para convencerme a mi, no convencerán nunca a nadie.
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Y la vida tomará un matiz intimista, en el cual los diarios hablarán de hechos y de personas que nunca conoceré; y todo mi mundo se limitará a unas pocas personas que, como yo, le son totalmente indiferentes al resto del universo.
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Dentro de este microcosmos, el recuerdo de mi padre, la sonrisa de mi hija, el ceño fruncido del señor que me vende los cigarrillos, tomarán la importancia que en otras vidas tiene una guerra o un gran descubrimiento.
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Y quien me vea jamás podrá sospechar que en mi mundo, en mi pequeño mundo; un acto insignificante de alguien infinitamente anónimo habrá determinado mi salvación o mi ruina.
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4 comentarios:

  1. yo me percato de tu blog y de que te diste la vida contra la cara y te diste cuenta que somos pasajeros en trance....... pero esta bien, cada viaje personal cada uno lo vive como quiere y siente y eso es lo mas importante no llegar a saber cuan importante seremos para la humanidad si no saber que hicimos y haremos lo que queremos.. tal vez me consuelo pero asi aprendi a vivir a no querer ser importante para nadie, solo para mi misma

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  2. Esta muy bien escrito.
    Capaz a traves de la escritura la llegues a enamorar...

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