Borges hace decir al protagonista en el Zahir, que llegado un punto de su obsesión, podía ver las dos caras de la moneda en forma simultanea. El se refiere a una moneda real, pero la expresión (ver las dos caras de la moneda) me remite a otra cosa.
Es bueno poder ver, en ciertas ocasiones, la realidad desde el punto de vista del otro. Pero toda bendición llevada al extremo se transforma en maldición.
Así como Victor Hugo escribió que no hay desgracia mayor que la de aquel que siempre ríe, yo puedo decir (sin duda exagerando) que no hay desgracia comparable a la de ser demasiado propenso a ver los distintos aspectos de cualquier situación.
Uno puede fácilmente perderse entre los destellos de cada faceta de la situación más simple; pero más lamentable resulta "entender" el hambre del ladrón, la inseguridad del abusivo, las carencias del infiel, el despecho del asesino...
Ver simultáneamente las dos caras de la misma moneda nos despersonaliza, nos desapasiona y finalmente nos desdibuja. Y a nadie le gusta la gente desdibujada...
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