Encuentro francamente de mal gusto que haya tantos miles de millones de personas.
En este lamentable estado de las cosas, las probabilidades de que podamos tener una idea o un sentimiento original son desesperanzadoramente ridículas.
En un mundo en el cual mantener la individualidad resulta cada día más difícil e ilusorio, se impone una pandemia o un cambio de paradigma.
La certeza de que, en algún lugar del mundo, otro idiota está pensando esta misma idiotez en este mismo momento me resulta i-n-s-o-p-o-r-t-a-b-l-e.
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