jueves, 26 de mayo de 2011

El mundo como hecho estético

El Hombre tiene hambre de belleza.
Siempre.
Aunque no lo sepa y aunque no lo parezca.
Aunque lo que para unos resulta bello, resulte abominable para otros.

El contorno de una mejilla, el color de una piel, el movimiento de una cabellera, el timbre de una voz, la suavidad de un vientre; todos tenemos una concepción sobre lo bello, y eso es lo que buscamos obstinadamente. Porque lo que llamamos belleza es una manifestación externa que nos sugiere una cualidad interna. Porque la belleza es el modo que tiene la vida de decirnos que algo es bueno.

Quien no lo tiene en su cuerpo o en sus gestos, lo tiene en su obra o en sus posesiones. Es por eso, y no por otra cosa, que resulta tan atractivo un joven atleta como un viudo acaudalado o un artista de talento. Los músculos abdominales marcados de un modelo de ropa interior son equivalentes en belleza a las líneas de un porsche o una ferrari, y nos transmiten la misma sensación de potencia y vitalidad. La expresión de virtud que nos sugiere el rubor de una mejilla es equivalente al candor que nos expresan un poema o una pintura bien lograda.

Es por eso que me duelen expresiones como "botinera" o "viejo verde". Todos, de un modo u otro, somos sólo buscadores de belleza.


2 comentarios:

  1. Que linda reflexion, abarcadora y comprensiva.
    La belleza fisica tiene poder; y la combinacion de belleza e inteligencia?? el mundo a tus pies.

    Recuerdo que hace veinte años atras quise ser una conejita de Hugh Hefner: mi entorno se opuso, no me dejaron progresar.
    Me tuve que dedicar a otra cosa, soy la azafata del tren fantasma.
    XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
    Besos.

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  2. Hmmm. Yo soy bello e inteligente y lo único que tengo a mis pies es mi sombra.

    Besos.

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