viernes, 18 de junio de 2010

Estadística, Fatalidad y Casualidad

Es muy común que alguien piense que TODO lo malo le pasa JUSTO a el.

Por ejemplo, el tipo piensa: "Si una mina me gusta, fija que gusta de otro"

Análisis (simplificado):
Supongamos que el tipo conoce a 100 minas. Alguna le va a gustar.
Supongamos que la mina conoce también a 100 tipos. Alguno le va a gustar. La probabilidad de que a esa mina le guste precisamente nuestro sujeto serán entonces de 1/100 (1%).

Para los que no estén familiarizados con la teoría probabilística, la conclusión en términos profanos sería: "cada cien minas que te gustan, una te podría llegar a dar bola (si no te portas como un energúmeno)"

Como vemos, el hecho de que una mina no sucumba a nuestros encantos no sería consecuencia de la fatalidad sino el simple cumplimiento de las leyes de la estadística (suena a consuelo, no?).

El concepto de fatalidad es determinista, el de casualidad no.

Según un estudio del MIT, un señor que viaja en el Roca sufre, en promedio, 15 pisotones diarios sin que esto le llame particularmente la atención (además, seguramente lo apuñalan una vez por mes). Ahora bien, si el señor tiene un pié lastimado y lo pisan pensará: "justo me pisan el pié lastimado", lo cual es una interpretación fatalista de un hecho perfectamente natural y probable.

El sentido común, siempre deseable, es algunas veces mal consejero. Una conocida curiosidad estadística se resume así: "¿Cuanta gente debería poner en una habitación para tener el 99% de probabilidades de que dos de ellas cumplan años el mismo día del mismo mes?"
La respuesta correcta es 60. ¿Parece poco, no?

En una vieja película de un famoso dúo cómico, uno jugaba a la lotería y el otro lo criticaba porque derrochaba su dinero: "las probabilidades de ganar son de una en un millón".
El otro contestaba: "No. Son de un 50%: o gano, o no gano"


(Tengo que dejar el fernet)

6 comentarios:

  1. 50% ya es una cifra interesante...
    Me parece que voy a empezar a tomar mis decisiones basandome en probabilidades y estadisticas!

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  2. Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa el fernet no se deja, solo se asimila !!!
    las estadísticas con medio una mentira

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  3. Hola Dani!!!! lo hicimos de nuevo!!
    Cuantas probabilidades habra de ganar el proximo?!

    Abrazos.

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  4. Saludo Daniel! Creo que su suerte está haciendo con la tu mano.
    Una vieja historia, dijo:
    Un Judio a orar a Dios...
    -Sí señoras ganar lotería
    Oró para diez años
    Aburrido un día Dios dijo:
    - Orar conmigo por diez años, Pero, cómo usted puede ganar si nunca has jugado a la lotería?

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  5. Estoy de acuerdo con lo del cincuenta porciento. Sin embargo... mira que cuando viajé a Cali me pasé las noches jugando parqués y dominó con un administrador de empresas -o algo parecido- que analizaba estadísticamente sus juegos. No puedo decir que ganara siempre, pero sí te diré que el 80% de las veces, en cualquier juego -por lo menos la primera noche- ganó.

    No sé a qué vino el comentario. Probablemente a retrasar lo que venía a escribirte.

    Me he perdido. Uff, larga historia. No, no es larga, pero las viejas costumbres no se dejan tan fácil... y yo sigo retrasándolo.
    El rollo fue tan sencillo como que me amenazaron. Una persona quiso vengarse de mí, y bueno... creo que alcanzó a divulgar gran parte de mi vida. Eliminé el nuevo blog porque, por supuesto, también estuvieron por pillar ese.
    Fue algo cobarde, pero tú sabes que no puedo arriesgarme a que mi madre 'sufra' otro infierno donde yo sea Satanás. No me avergüenzo de lo que soy, ni de lo que he sido... pero tuve que prevenir. No sé... de todas maneras he de mencionar que leí un par de entradas tuyas, pero como va de loca mi vida... no he tenido cabeza. La verdad es que no sé a qué hora ha pasado tanto tiempo.

    Siento haberme perdido tanto. Veo que sigues igual de reflexivo que siempre, y eso me alegra muchísimo.

    Te dejo un beso de proporciones colosales, ya que estamos.

    Nata, Night, Moon.

    Sigo siendo la misma.

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  6. Nata:

    A la vida hay que ponerle el pecho. Siempre hay algún infeliz tratando de exportar su infelicidad, y a veces somos nosotros los que le damos el poder de hacerlo.
    Nunca lo olvides: uno tiene el tamaño de lo que lo molesta.
    Como sea, bienvenida y un gran beso.

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