domingo, 16 de mayo de 2021

¿Qué pretende usted de mi?

Los seres humanos hablamos. Es algo tan evidente que normalmente no nos preguntamos para qué hablamos, para qué nos sirve hablar. Y esto es importante, porque como sujetos hablantes también somos objetos del habla de los otros. Y los otros nos hablan para algo...

Siempre que obramos, lo hacemos para satisfacer alguna necesidad: el tipo está acostado, con la panza llena, mirando la tele y abrigadito. No necesita nada: no hace nada.
De repente el tipo tiene hambre, le pide a la mujer que le haga un sandwich. O tiene sed, y llama a la mujer para pedirle una cervecita. O tocan el timbre y le dice a la mujer que atienda (pobre mujer!).

A veces, uno habla para satisfacer necesidades más sutiles. Incluso en los casos aparentemente más desinteresados, el "acto" siempre está dirigido a satisfacer deseos o necesidades propios. Esto no es malo en absoluto: la madre cuida al niño (que mañana la pondrá en un geriátrico) porque ella siente la necesidad de hacerlo.

A qué viene todo este delirio? Paciencia, que ya llegamos!

Antiguamente, quienes nos hablaban lo hacían "en directo", y eso constituía una limitante de gran importancia. Nos podían hablar nuestros familiares, nuestros vecinos y amigos, nuestros compañeros de trabajo, de estudios o del club... Pongamos que, en promedio, fueran 50 o 100 personas.

Hoy nos hablan miles de personas a través de los medios de comunicación, las redes sociales y sus anuncios dirigidos, la publicidad en vía pública, los folletos que te pasan por abajo de la puerta y en el limpiaparabrisas del auto, el señor que pasa los domingos queriendo comprar lavarropas y heladeras viejas, los testigos de Jehová... y a eso sumale los 50 o 100 contactos directos de siempre. Y, hay que entenderlo, todos quieren algo. 

No hay palabras desinteresadas, a lo sumo hay intereses ocultos o incluso inconscientes.

Y creemos, equivocadamente, que no participar de todo este cotilleo es "vivir en un termo", pero probablemente sea la mejor forma de preservar la poca salud mental que nos queda.

Y por eso, cada vez que alguien directa o indirectamente nos hable, haríamos bien en emular a la Coca Sarli y preguntarle... "'Qué pretende usted de mi?"




4 comentarios:

  1. Que tal Dani!
    por eso yo te noto tan callado.. estas en modo supervivencia. Es cierto, cada persona que se acerca nos pide algo. Interesados! es como si uno tuviera un cartel en la frente que dijera: "pedime" jajaja incluso cuando la veo venir cambio de vereda, o de recorrido pero ellos tambien y me vuelven a pedir jaja que podemos hacer? la gente nos habla pero por interesss$$$... mientras no vengan por el capital... la vamos llevando.
    Igual, antes me acosaban mas las personas, ahora ya casi todos me piden plata solamente.
    Como cambian las cosas los años, que horror (o no).
    Paz y tranquilidad te deseo en esta nueva semana por delante ✨♥️😘

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  2. Verdad, Daniel...por eso hay un dicho muy sabio que reza: Quien habla mucho es esclavo de sus palabras, y quien calla es dueño de su silencio....Me gustó mucho este tema. Un abrazo.

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  3. “No abras la boca, si no estás segura que lo que vas a decir mejora el silencio”.
    Desde que creé este pensamiento prefiero el silencio Me encanta La Sarli que mujer mas bella la de la foto -Un abrazo muchacho de saabdo glorioso

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  4. ☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺☺

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