viernes, 28 de mayo de 2021

Viernes de literatura: Raymond Chandler + Joan Manuel Serrat

Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia...

No. -dijo el forense- Fueron dos disparos efectuados a corta distancia, probablemente con una 9mm.

Fin




jueves, 27 de mayo de 2021

Hoy debió haber sido viernes, pero fue jueves...


Todo sujeto, en tanto sujeto, se miente.

Ningún objeto, en tanto objeto, puede mentir.

-0-

Escapa a nuestra esencia ser objetivos,

Seamos, en cambio, objetos.

-0-

Frente al deseo del otro,

sólo el sujeto objeta.

-0-

Somos sólo objetos,

que por azar y transitoriamente,

devinieron sujetos.




sábado, 22 de mayo de 2021

Te dice: "SOY GASISTA MATRICULADO", como si dijera "BOND, JAMES BOND"

"El que el cáncer y las enfermedades cardíacas sigan siendo las primeras causas de muerte en Estados Unidos es algo que no sorprende pero lo que sí llama la atención es que la tercera causa sean los errores médicos."

BBC NEWS - 04 MAYO 2016



Podría decir bastantes cosas sobre esta noticia, empezando con que tiene cinco años. Pero prefiero no agregar nada.

Mentira, cómo no voy a opinar?

Me cuesta mucho compaginar la increíble capacidad y creatividad del ser humano con su increíble tendencia a la estupidez. (Si, ya se, hablo del ser humano como si yo no lo fuera).

Cada tanto pienso que es un milagro que salga agua de las canillas y luz de las lamparitas y no al revés...

Mi fe en la humanidad es bastante escasa, y noticias como esta me hacen sentir reivindicado. Si los médicos, de cuyas decisiones depende la vida de tanta gente, no pueden evitar ser la tercera causa de muerte, ¿que podemos esperar del tipo que viene a arreglarte el calefón?




domingo, 16 de mayo de 2021

¿Qué pretende usted de mi?

Los seres humanos hablamos. Es algo tan evidente que normalmente no nos preguntamos para qué hablamos, para qué nos sirve hablar. Y esto es importante, porque como sujetos hablantes también somos objetos del habla de los otros. Y los otros nos hablan para algo...

Siempre que obramos, lo hacemos para satisfacer alguna necesidad: el tipo está acostado, con la panza llena, mirando la tele y abrigadito. No necesita nada: no hace nada.
De repente el tipo tiene hambre, le pide a la mujer que le haga un sandwich. O tiene sed, y llama a la mujer para pedirle una cervecita. O tocan el timbre y le dice a la mujer que atienda (pobre mujer!).

A veces, uno habla para satisfacer necesidades más sutiles. Incluso en los casos aparentemente más desinteresados, el "acto" siempre está dirigido a satisfacer deseos o necesidades propios. Esto no es malo en absoluto: la madre cuida al niño (que mañana la pondrá en un geriátrico) porque ella siente la necesidad de hacerlo.

A qué viene todo este delirio? Paciencia, que ya llegamos!

Antiguamente, quienes nos hablaban lo hacían "en directo", y eso constituía una limitante de gran importancia. Nos podían hablar nuestros familiares, nuestros vecinos y amigos, nuestros compañeros de trabajo, de estudios o del club... Pongamos que, en promedio, fueran 50 o 100 personas.

Hoy nos hablan miles de personas a través de los medios de comunicación, las redes sociales y sus anuncios dirigidos, la publicidad en vía pública, los folletos que te pasan por abajo de la puerta y en el limpiaparabrisas del auto, el señor que pasa los domingos queriendo comprar lavarropas y heladeras viejas, los testigos de Jehová... y a eso sumale los 50 o 100 contactos directos de siempre. Y, hay que entenderlo, todos quieren algo. 

No hay palabras desinteresadas, a lo sumo hay intereses ocultos o incluso inconscientes.

Y creemos, equivocadamente, que no participar de todo este cotilleo es "vivir en un termo", pero probablemente sea la mejor forma de preservar la poca salud mental que nos queda.

Y por eso, cada vez que alguien directa o indirectamente nos hable, haríamos bien en emular a la Coca Sarli y preguntarle... "'Qué pretende usted de mi?"




miércoles, 5 de mayo de 2021

La historia más triste jamás contada?

Hace ya innumerables milenios que recordé, por primera vez, mis vidas pasadas; y aún recuerdo mi perplejidad. Me llevó decenas de vidas decidir que no estaba loco. 

Nada en la creación es único, y yo supuse que todos reencarnábamos, y supuse también que mi misión consistía en divulgarlo, simplemente por ser el único que recordaba. Así lo hice, y a lo largo de los siglos  fui refinando mis ideas y aprendiendo a convencer.

Entendí que cada acto nos acerca o nos aleja de la iluminación, y entendí que es precisamente la iluminación lo que nos sustrae de la infinita cadena de reencarnaciones, para renunciar a las falacias de la individualidad y devolvernos a la gracia.



Y así, luego de numerosas vidas dedicadas al ascetismo, la meditación y la divulgación, llegue a ver a la Doctrina Verdadera triunfando de oriente a poniente. Y entonces, como culminación del esfuerzo de  incontables vidas de servicio abnegado, finalmente llegó mi iluminación.

Y no funcionó.

Para mi sorpresa y para mi espanto, volví a reencarnar una y otra vez. Al principio, la vergüenza me impidió comunicarle el error a mis fieles. Más tarde la vergüenza dió paso al temor: los fieles eran celosos custodios de mis enseñanzas y no dudaban en tachar de hereje y lapidar a cualquiera que las pusiera en duda.

Ya perdida la cuenta de mis vidas y sin más certezas que la que me da mi propia experiencia; pago la soberbia de mi pasado debiendo someterme a los ritos vanos que nos imponen los seguidores de mi propia palabra, profunda e irremediablemente equivocada.



lunes, 3 de mayo de 2021

Autumn leaves

Una hermosa mañana de otoño. El aire parece haberse detenido, generando por un momento una sensación de extrañeza. El instante en que se percibe la quietud es siempre breve y siempre eterno: uno siente que el tiempo se detuvo, ¿y que otra cosa puede ser la eternidad?

Repentinamente, una hoja se desprende de una rama rompiendo el hechizo. Es una hoja muerta y rígida, de ese amarillo ocre tan característico. El azar ha permitido que al secarse formara una sutil espiral a lo largo de su nervadura.

Gracias a este capricho, la hoja desciende girando como una hélice, formando lentamente una perfecta línea vertical, manteniendo durante unos instantes una velocidad constante hasta posarse suavemente en la vereda. 

Para el observador casual, la escena parece irreal: un movimiento demasiado alejado de la caótica trayectoria que uno esperaría observar, enmarcado por una extraña e improbable quietud en medio de la ciudad. 

Y uno entiende por qué existen la magia y la poesía, por qué hay filósofos y teólogos, y yo no puedo evitar estremecerme, como me estremezco con tu sonrisa.