En la tribu primitiva, la voluntad de los Dioses se escrutaba en las entrañas de las aves.
Curiosamente, esa voluntad solía ser bastante concordante con las ideas de los jefes de la tribu.
Y el resto de la aldea, con gesto solemne, se limitaba a repetir: "es la voluntad de los Dioses"
Hoy repetimos, con menos solemnidad pero con el mismo convencimiento: "lo leí en internet".
El resto sigue igual.
Y el tiempo no para.
Somos niños perdidos.. vivimos un sueño dentro de otro sueño.
ResponderEliminarBesos,
Si Daniel, y van como borregos al matadero detrás de esas vacunas inseguras y experimentales. Muy interesante la comparación que has hecho. Un saludo en la distancia.
ResponderEliminarEtamos dominados por gente que si nos dicen que nos tiremos al mar Ellos se tiran
ResponderEliminarNunca há de parar.
ResponderEliminarUm abraço