"Oh Diosa Fortuna" u "Odiosa Fortuna"?

Cada vez que me sorprendo a mi mismo pensando que algo "es injusto" me doy cuenta que, en el fondo, no entiendo nada. Y entonces tengo que repetirme una vez más que la vida no es justa ni injusta: la vida es contingencia.

Estamos atrapados en un juego de conceptos que es difícil de ver, y aún viéndolo es muy difícil escapar: entendemos la ley de causa y efecto a nivel absoluto y no probabilístico. No, no la entendemos, la sentimos!

Pienso que si hago las cosas bien, el resultado será el esperado. Y es cierto que si hago las cosas bien es más probable que el resultado se aproxime a lo que deseo. Pero no hay manera de eliminar los imprevistos y las variables ocultas.

Puedo salir de casa con más tiempo que el necesario, pero de todas formas un imponderable puede hacerme llegar tarde. Puedo elevar las probabilidades de llegar temprano saliendo antes, pero la vida es contingencia y siempre nos resultará imposible manejarnos con certezas.

Obviamente, el azar no sólo perjudica, sino que también beneficia. "La misma lluvia que trae la salvación, trae la desgracia". Sólo que tendemos a atribuir nuestros fracasos a la mala fortuna, y a creer que nuestros éxitos son mérito propio.