Caperucita era una niña muy dulce, obediente y abnegada. No era dada a los placeres desmedidos ni a elucubraciones vanas. Sólo tenía una "peculiaridad": no soportaba a los zapallos.
Por esas cosas de la vida, salió de la adolescencia ya transformada en la mujer que sería el resto de su vida, con su caperucita bastante intacta y un novio... zapallo.
El resto de su vida se podría resumir como una larga batalla contra la "zapallitud" de su novio. La famosa historia del lobo apenas podía vislumbrarse entre las brumas de un pasado que, tal vez, ni siquiera fue.
Fin.
Por eso debemos forjarnos un pasado a la medida de nuestro deseo, más allá de que sea o no verdadero. Lo será si nunca nos cansamos de repetirlo.
ResponderEliminarSaludos
J.
Hola Dani,
ResponderEliminara veces lo que mas detestamos es lo que mas se nos presenta, es la vida... se burla de nosotros.
Besos.