martes, 2 de agosto de 2011

Siempre discriminando

Más allá de la opinión de Paul Simon ("I'd rather be a sparrow than a snail..."), en general el caracol es un bicho bien visto. Ha participado en varias fábulas infantiles, compartiendo con la tortuga la personificación de la lentitud. Por alguna razón, a menudo se ha asociado la lentitud con la perseverancia (como si no se pudiera ser lento e inconstante!).

En algún canal de venta directa (de esos que enriquecen la televisión por cable), he visto anunciar con bastante insistencia algún producto cosmético, supuestamente elaborado a base de ... baba de caracol (hay que ser mujer y estar muy desesperada!)

El caracol es incluso protagonista de más de una popular adivinanza infantil:

Qué es, qué es,
del tamaño de una nuez,
sube la cuesta
y no tiene pies?

O:

Sin salir de su casa, 
por todos lados pasa.

O:

Voy con mi casa al hombro,
camino sin tener patas,
y voy marcando mi huella
con un hilito de plata.

O:

¿Quién es este que se arrima
trayendo su casa encima?

O: 

Me encuentras en la playa
a la sombra y al sol,
mi nombre tiene cara
y también tiene col.

Todo lindo, todo simpatía. Ahora bien... 
Y la babosa???

Una babosa no es otra cosa que un caracol homeless, y su ausencia en la literatura infantil, así como su mala imagen, sólo son otro claro ejemplo del modo en que la sociedad ignora a los menos favorecidos.


6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. AAaaaaaaah, esta oda al caracol me encantó!

    Que tierno es el caracol,
    su casita porta con amor.

    No, si cuando yo me inspiro...
    esta dicho: lo mio es la poesia.

    Pero por otro lado

    hete aqui la babosa, aahg,
    pobrecilla la asquerosa.

    Atenti, voy a contar algo asqueroso: en el verano mi hijo piso una babosa y salpico "juguito"!!!

    Es como dice mirta, "como te ven te tratan y si te ven mal te maltratan".
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Mirta dice eso? Qué sabiduría!

    Imagino que lo de tu hijo fue sin querer...

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Brillante conclusión. Eso, brillante.

    No se me hubiera ocurrido nunca.

    Saludos

    J.

    ResponderEliminar
  5. Yo, de pequeña, "cazaba" caracoles. Todos morían aplastados en las puertas corredizas de mi casa.

    Las babosas, en cambio, corrieron con mejor suerte.

    Un beso.

    ResponderEliminar