domingo, 27 de marzo de 2011

Piqui Lú

Se supone que todos buscamos la felicidad, pero fieles a nuestra escencia, buscamos obstinadamente una felicidad nebulosa que rara vez podemos precisar. Somos participantes de una carrera, y empezamos a correr antes de poder enterarnos de donde queda la meta. Quien viera el espectáculo desde afuera se asombraría de este show de autitos chocadores que representamos con tanta seriedad.

Entre tanta gente buscando en los lugares más dispares, es de esperar que alguno -aunque sea por casualidad- encuentre la felicidad. No es seguro que sepa reconocerla.

Para mi, la única felicidad posible en estas fechas, está en la mirada de mi hija. No hablo de la alegría, que está en muchas partes, hablo de la felicidad. Tal vez el tiempo, y la vida, y los otros, le enturbien la mirada, tal vez finalmente la gane el rencor o la vanidad o la envidia. Tal vez aunque eso pase yo no lo note nunca. Tal vez por eso mi vieja me mira con el mismo amor con que yo miro hoy a mi hija, del mismo modo en que me miraba mi viejo.

Si esa misma felicidad a prueba de balas es posible tenerla con una mujer, es algo que yo nunca sabré. Pero si es posible, si realmente es posible, me cago en la puta madre que me parió, me habré perdido la experiencia más hermosa que se pueda imaginar.

Pero no, me parece que no.

7 comentarios:

  1. me emocionaste pibe, pibe con cariño, querido Daniel. Profundo y claro tu pensamiento.
    beso!

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  2. No, que te vas a perder, puf! falta mucho camino por recorrer todavia. Pero definitivamente, la felicidad esta en la mirada de los hijos.

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  3. Ay Coralina!
    Uno se pasa todo el día preparando el asado, y a la hora de cenar le piden ravioles...

    ¿Qué habré querido decir?

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  4. No tengo la menor idea, Dinael, solo se me ocurre decir que si le cambian el menu a ultimo momento... y daaaleee! llama al delivery y que viva la pepa.

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  5. Mañana tengo turno con el odontologo Barreda: me tiene que emplomar una muela, despues de ahi me voy a lo de Yiya, a tomar el té.

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  6. Anda tranquila: Barreda solo mata a sus parientes, y Yiya a sus acreedores. Eso si, nunca le prestes plata!

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