Tal vez todo se trate de la vida.
No de la vida individual de cada integrante de alguna
especie en particular, en un momento del tiempo.
No de la vida de una especie en particular en algún momento del
tiempo y en algún lugar del espacio.
Tal vez todo se trate de la vida como fenómeno que se
manifiesta de incontables formas, en diferentes lugares y en distintos
momentos.
Tal vez lo único realmente relevante sea ese proceso de la vida
abriéndose paso a través de un espacio y tiempo infinitos.
Y entonces la vida será eso que se esconde detrás de la
ameba y del cóndor, del dinosaurio y del carpincho, de formas que aún no
conocemos y otras que no conoceremos jamás.
Y tal vez podremos entender que somos apenas un poco de
espuma que se encarama durante unos momentos en la cresta de una ola, en una
playa perdida en la inmensidad del espacio y del tiempo.
Y tal vez podamos sentir también que formamos parte de algo
inmensamente más grande que nos une al pasado y al futuro y a toda criatura que existió o existirá, a través de espacios
inimaginables.
O tal vez no.