Luego de mucho tiempo, le tocó el turno a "Un Mundo Feliz".
Todo libro (quiero decir todo buen libro, porque también hay de los otros) nos interpela de algún modo. Esta no es la excepción.
Tal vez la razón de mi demora en leerlo fuera el miedo a la decepción, pero debo decir que no fue el caso. Hay libros que envejecen bien.
Reflexiones:
. Una vez que se impone una construcción social, nosotros mismos nos encargamos de preservarla, sancionando a cualquier infractor.
. Cualquier persona bien intencionada puede sentirse tentada, si tiene suficiente poder, a ejercer el control del "otro" en aras de un supuesto bien que el "otro" no puede apreciar.
. Hay pocas cosas que no haríamos si consideramos que el fin lo justifica.
. Cualquier orden social resulta estable si cada uno acepta el lugar que le toca. Los mecanismos que reforzaban la resignación en épocas pasadas están actualmente en crisis, y de esa crisis saldrán seguramente nuevos mecanismos de control que aún nos cuesta entender.
Yo creo que puestos a elegir, la mayoría elegiría hoy una sociedad con menos libertad, a cambio de un relativo bienestar material y una relativa sensación de comodidad. Lo elegiríamos con alegría y sin la menor sombra de remordimiento. Muchos, a lo largo de la historia, creyeron haber elegido eso mientras se ajustaban el yugo al cuello.
En el libro, para los pocos disidentes, siempre habrá una isla. La realidad suele ser menos benigna con los que no encajan.