Un auto atropella a un peatón. Cinco segundos despues ya hay una multitud disfrutando del espectáculo.
Entre los más arrojados, aparece uno que se identifica como médico. Con aplomo profesional da las primeras indicaciones.
Dos minutos después aparece otro galeno.
Con la misma firmeza que su colega, hace su propio diagnóstico y tacha al primero de curandero e ignorante.
La multitud toma partido por uno u otro, y la situación comienza a tornarse peligrosa.
Cada doctor, secundado por una pequeña turba enardecida; se dedica a cuestionar y desautorizar a su contrario.
El accidentado, aún tendido sobre la calle, fallece agradecido de haberse topado con tanta buena gente preocupada por su salud.
Fin
PD. Mañana asume el nuevo gobierno.