No.
No me refiero al superhéroe velocista...
Tampoco. Ese era Flash Gordon,
Me refiero al flash de una cámara de fotos.
Imaginate un espectáculo cualquiera. Ya que es gratis, imaginate la entrega de los Oscar.
Alfombra roja, limusinas que llegan, sobredosis de glamour...
Estás mirando, y ni siquiera registras los flashes que disparan los fotógrafos a cada segundo.
Todas nuestras alegrías, nuestros dolores, nuestros momentos de gloria y de miseria. Nuestras carreras, nuestros amores, nuestros olvidos; la vida más larga, la más apasionante; caben todas por igual en el espacio de cualquiera de esos fogonazos.
Lo breve de nuestra historia no le quita nada de esplendor. Su irrisoria duración no hace más que barnizarla de heroísmo.
Bueno.
Al final, tal vez también estaba hablando de ese Flash...
lunes, 16 de septiembre de 2019
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