domingo, 30 de julio de 2023

SOLO I SOGNI CI SALVANO

Qué extraño que ella, que hace años no ocupa mi vigilia, haya decidido visitar mis sueños así, con tanta naturalidad.

No vi su rostro con claridad, no escuché su voz, pero era ella. Y en el sueño, eramos calmadamente felices, nosotros que supimos a veces ser felices, pero nunca calmados.

En un momento posé mi mano en su espalda, en un momento dijo quererme. En un momento nos besamos y yo dije quererla.

Nuestro amor fue tan real como lo fue el sueño. Y un sueño puede ser muchas cosas, pero nunca una mentira.

Ese amor que soñé no era bobo y no era bruto, como suele ser el amor de juventud; y no era calmada resignación, como suele ser el amor en el ocaso.

Hoy saboreo feliz mi gratitud por ese regalo, que vino a recordarme la luz que creía haber olvidado.


martes, 25 de julio de 2023

Seamos eternos por un rato...


Ser
eterno no
consiste en vivir
un tiempo infinitamente
largo, sino en vivir fuera del tiempo.

Uno
puede ser 
eterno durante
un momento, lo que no
puede es ser eterno para siempre.

Algo
de esto hay
en el orgasmo, y
algo así experimentan,
tal vez, los animales y los niños.



lunes, 24 de julio de 2023

Lunes de literatura

La Dependienta (Konbini Ningen en el original, Convinience Store Woman en ingles) es la historia, mínima y certera, de una mujer de mediana edad que trabaja por horas en una Konbini, nombre que se le da en Japón a las tiendas de conveniencia 24x7.


Desde pequeña fue evidente que no entendía los convencionalismos sociales, y tuvo un par de incidentes derivados de esto que le plantearon la necesidad de imitar la conducta de otras personas para encajar en lo que se esperaba de ella.

Su "segundo nacimiento" se produce cuando comienza a trabajar en la tienda luego de una instrucción que le da lo que siempre había necesitado: un conjunto de normas tanto de conducta como de vestimenta que le permiten comportarse como alguien "normal".


Por supuesto, todo el mundo ve la historia como una rebelión contra el rol tradicional de una mujer adulta (casarse, tener hijos, tener un trabajo estable), y tal vez esa sea la interpretación más correcta, sin embargo...

Yo lo entiendo más bien como la historia de una persona que no entiende las reglas que la sociedad de su lugar y su época han dictaminado como correctas. Una persona que, en vez de sufrir una limitación como parece a primera vista, está libre del acatamiento compulsivo a que estamos sometidos no sólo por los mecanismos coercitivos de la sociedad, sino -y sobre todo- por nuestra propia necesidad de encajar.

Keiko -la protagonista- está inhibida de acatar cualquier mandamiento, simplemente porque al no poder percibirlos no puede internalizarlos. El único camino para evitar la sanción social se resume entonces a la imitación y la preparación de excusas para cuando ésta falla.

Tal vez mucha gente ha sentido la sensación de no encajar, de no entender cuál es la forma correcta de manejarse en cada situación. Yo, al menos, me he sentido así en muchos momentos de la vida.

Esta reseña no estaría completa, si no les contara que la autora, Sayaka Murata, tiene treinta y tantos años y que ha trabajado durante 18 años en una Kombini mientras estudiaba y escribía.


Cuando su carrera de escritora comenzó a despegar, abandonó su trabajo de dependienta. Tiempo después, debido a que según ella la ayuda a ordenarse y organizarse, comenzó a trabajar en el comedor de la editorial en la que publica.

Quiero terminar diciendo que esta pequeña novela consigue espiar brevemente entre las fisuras de una realidad que tiene cada vez más pretensiones de uniformidad.