miércoles, 31 de marzo de 2010

Alguien dijo que un escritor escribe un único libro muchas veces.
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Yo he escuchado a algunos gansos decir "soy inseguro" de todas las formas posibles.
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Por supuesto, ni el escritor ni el ganso pueden discernir esta supuesta realidad, reservada a los lectores y las ocasionales víctimas.
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Me pregunto, ¿qué estaré repitiendo yo con tantas palabras?
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Sabato, Newton y yo

A veces pienso que en el fondo todos somos iguales: todos queremos ser amados, todos necesitamos una mirada de aprobación, todos le tememos a lo mismo.
Otras veces pienso que la gente no podría ser más diferente.
Como siempre es una cuestión de acentos, y mi visión cambia si me concentro en lo igual o en lo diferente. Tal vez todos somos bastante iguales en lo profundo, y todos somos bastante distintos en los detalles.
Sabato dijo -ya lo mencioné en algún post- que el genio está en ver la relación entre la piedra que cae y la luna que no cae (refiriéndose a Newton y a dos manifestaciones de la misma ley de gravedad). Tal vez si uno fuera más inteligente -o más sabio- vería la semejanza en hechos aparentemente opuestos y la vida no seria tan confusa.
Lástima.

martes, 30 de marzo de 2010

Uno de amor lo escribe cualquier salame

Hay cosas que deben
haber sido creadas de a dos:
café y tabaco,
futbol y domingo,
vos y yo.

lunes, 29 de marzo de 2010

Entrada larga y prescindible

Todos estamos culturalmente preparados para aceptar determinadas verdades sin dudar. Por supuesto, esas verdades aprendidas son tan aceptadas que nos parecen obvias y evidentes.
La sorpresa y el rechazo de un cristiano del siglo XII al visitar un país de oriente en el que se practicaba la poligamia no eran menores que las del oriental que viajaba en sentido contrario.
Lo mismo sucede con los hábitos alimenticios: nos parece inconcebible que alguien prefiera la carne de perro o de mono, y nos parece tan evidente que nos cuesta entender que es sólo un tema cultural. Esa extrañeza cultural se da con otras regiones al igual que con otras épocas: nos cuesta tanto entender el extranjero como el pasado, porque esos sistemas de creencias van variando con el tiempo.
Como sucede con las matemáticas, una verdad supone y prefigura una cantidad de verdades anteriores: la frase "las mujeres y los niños primero" sólo tiene sentido en una época y en una cultura que registra otra cantidad de premisas previas, referentes al trato de los más débiles (¿?), de los niños, etc.
Todo este aburrido preámbulo pretende permitirme analizar un concepto un tanto controversial, pero lo suficientemente arraigado en nuestra cultura para que lo encontremos lógico e incuestionable: el amor a primera vista.
Si definimos al amor romántico como algo más que atracción física, como algo profundo que incluso da sentido a nuestra vida; no deja de ser curioso que supongamos que pueda darse a primera vista.
Si un sentimiento como el amor puede darse a primera vista, también podrá darse el caso de "odio a primera vista". Quiero decir: si no hace falta conocer a una persona para amarla, si no necesitamos ese conocimiento que da la cotidianeidad, si no es necesario saber lo que piensa, como se comporta en distintas situaciones y qué siente para amarla, entonces tampoco hace falta nada de eso para odiarla.
Yo no quiero vivir en un mundo en el cual la gente se ama y se odia a simple vista. Porque tanto el amor como el odio son la clase de sentimiento que justifica grandes acciones, como el sacrificio o el crimen.
Alguien que hoy te ve y se enamora de vos, mañana ve a un amigo tuyo y lo odia. O peor, mañana ve a tu amigo y se enamora de el. O incluso peor, mañana te ve a vos y te odia.
Si estás con alguien que te ama desde la primera vez que te vió, te aconsejo que duermas con un ojo abierto. Uno nunca sabe...

viernes, 26 de marzo de 2010

OM

Cuando veo al mi alrededor casi todo me parece fuera de lugar, no lo puedo evitar. Tengo que pensar mucho y repetírmelo mil veces: al único que puedo cambiar es a mi mismo.




Tengo que fluir como el agua,
tengo que rodear como el viento,
La tormenta se lleva al roble,
pero respeta al junco.

martes, 23 de marzo de 2010

Palabras a mi mismo (en voz alta)

  • Uno puede cambiar. Puede mejorar o empeorar. Si no fuera así, no servirían de nada tantas horas, días y meses tratando de desentrañar ese interminable pensamiento que forma mi realidad.
  • Uno no puede cambiar al otro, o para fines prácticos conviene plantearlo asi. Uno sólo puede modificarse a sí mismo y no hay excusa para no tratar de hacerlo.
  • Mi tontería hace imprescindible la constante repetición: años de transitar las mismas sendas hacen huellas de las que no se sale sin esfuerzo.
  • El placer y el dolor, la felicidad y el sufrimiento están en la mente.
  • Creerse el peor de todos no es menos soberbio que creerse el mejor de todos.
  • El otro es un 5% el otro y un 95% nosotros (o sea, lo que nosotros ponemos en el otro).
  • Cuando hablamos de otro decimos más de nosotros que de el otro.
  • Nuestro peor enemigo suele ser nuestra seguridad, o nuestra falta de seguridad.
  • El resentimiento y el rencor nos matan desde adentro.
  • El deseo no da derechos.
  • A veces, el que piensa mal no acierta.
  • Mejor que ser justo es ser bueno.
  • Tengo que clavarme un flan mixto al menos una vez por semana.
  • Y por sobre todas las cosas: un hombre tiene el tamaño de lo que lo molesta.

viernes, 19 de marzo de 2010

El Dalai Lama y Mel Gibson

Los tipos solemos tener cierta afición a las películas de acción, y quiero determe en dos momentos de ese género que, tal vez, nos expliquen algo de lo que nos pasa.
Este tipo de películas tiene diferentes variantes: las bélicas, las de policías, las de hampones, y las de hombres comunes empujados a la violencia, entre otras. La variante que hoy me ocupa es la de "el hombre que se defiende": el tipo no es peleador, no cree en la violencia, pero puesto en una situación límite se defiende como un león.
En los años 50, un tipo común soporta provocaciones y hasta humillaciones hasta que reacciona en los últimos veinte minutos; permitiéndonos liberar la adrenalina que juntamos durante toda la película y restituyendo el equilibrio y el sentido de justicia.
Un ejemplo es "El hombre tranquilo". El tipo es un ex-combatiente que visita un pueblito de los EEUU y recibe todo tipo de provocaciones y ataques mientras investiga la misteriosa muerte de los familiares de un compañero de armas muerto en acción. Manco y todo, cuando lo molestan lo suficiente el tipo barre con medio pueblo.
A partir de los años 80 aparece una variante de lo más sospechosa (aunque, por supuesto, muy entretenida): el tipo que no cree en la violencia, que cree en el espíritu y en la armonía, pero se pasa treinta años aprendiendo a repartir mamporros. Es el legado de Oriente pervertido y depravado, que llenó la pantalla de aprendices de monje con filosofía barata y prácticas marciales. Kung Fu, Karate Kid y quinientas series y películas transitan este camino.
El que un tipo que dice no creer en la violencia pase toda su vida aprendiendo a pelear responde a la dudosa doctrina de armarse para la paz; y es el reflejo a nivel individual de una política que las potencias aplican desde la guerra fría.
Una variante de esta lógica tan particular es la de numerosas religiones y sectas que predican la espiritualidad como un medio para conseguir bienestar material. Los medios de comunicación están llenos de ejemplos de esta particular visión. En un canal de cable, un señor da testimonio de cómo sus problemas económicos se acabaron cuando se acercó a tal templo, luego una señora hace lo propio hablando de su enfermedad, curada no por la ciencia sino por el pastor que conduce el programa. Quiero que se entienda bien: el bienestar económico o la cura no son "efectos secundarios" de un bienestar espiritual, son el anzuelo con el que pretenden engancharnos.
Ir al templo para conseguir dinero o salud no es muy diferente de ir al templo para convertirse en el más bravo del barrio. Es venderle el alma a Dios, en vez de vendérsela al diablo; pero más que eso, es aceptar un tipo de lógica que tiene de todo, menos lógica.
¿Será que tenemos que ir al gimnasio, al banco o al hospital para buscar espiritualidad?

jueves, 18 de marzo de 2010

El señor y la señora alfalfa

El olor de tu orina molesta a mi olfato,
pero no genera en mi un efecto diurético,
ni me transforma en albañil de cercas.

Las hormonas que tiran de tus cabellos,
y te mantienen tan atareado,
de palo en palo y de piedra en piedra,
sólo te atan y te ciegan.

Las anchas caderas de la señora alfalfa,
marcando un ritmo casi marcial,
me inspiran más hilaridad que lujuria.

Con los brazos cruzados detrás de mi cabeza,
contemplo el cielo y las estrellas.
Si existe una constelación de nombre alfalfa,
la verdad, yo no la veo.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Reflexiones neurótico-nostálgicas

Cuando era chico, podía quitar las manos del manubrio.
¿Por qué ya no?

¿Por qué pienso tanto en la muerte?
¿Le tendré miedo a la vida?

A partir de cierta edad, uno ya sabe qué le hace bien y qué le hace mal.
¿Por qué insistir?

Hace años que no veo un amanecer, y en este tiempo,
mi corazón se fue haciendo de piedra.

Salmo apócrifo

Recibimos
dones
sin
indicaciones.
--
Entonces
no
aceptamos
recriminaciones.

Por favor no me tomen en serio

  • El instinto es un mandato de la naturaleza. Nosotros nos sentimos superiores porque además acatamos los mandatos de la televisión, la moda y la sociedad.
  • Borges escribió que el snobismo es la más sincera pasión argentina. ("Un snob es una persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos o de clase social alta.")
  • Solía creer que los que lideraban eran superiores a los que los seguían. Hoy veo a ambos como partes de una misma cosa. Un único grupo con roles definidos, en el que unos siempre necesitan de los otros.
  • La adolecencia siempre quiere romper todo, aunque rara vez tienen el poder para hacerlo. Cuando el sistema de creencias de los adultos está en crísis, fallan en brindarles la contención que necesitan y se produce un vacío de valores. Por supuesto, la culpa -si es de alguien- es de los adultos.
  • Ni siquiera cuando dramatizamos nos tomamos la vida en serio. Si uno va a poner un negocio no piensa "lo pongo en cualquier lado y después veo". Si uno va a contratar a alguien no piensa "contrato al primero que venga y después veo si sirve". Sin embargo, en nuestra vida, solemos ir tanteando e improvisando sobre la marcha.
  • Siempre que escribo cosas como estas me siento presuntuoso. O sea que debo serlo. Y no debería.

martes, 16 de marzo de 2010

Exito, Gloria o Rivadavia?

Ser exitoso no significa ganar siempre.
Ni siquiera significa ganar a menudo.
Ser exitoso significa saber perder,
perder con dignidad, con estilo.

Estaba por decir: nadie gana siempre,
o al final todos pierden.
Pero no.
Aunque haya alguien que nunca pierda,
ser exitoso es otra cosa.

La vida está llena de gente que gana,
y cuyo éxito no le trae satisfacción.
La vida también está llena de gente que pierde,
y su fracaso no la llena de amargura.

Por eso,
Ser exitoso significa saber perder con dignidad y estilo.
(Y por supuesto, saber ganar de la misma manera)


Por otra parte,
¿Quién dijo que hay que ser exitoso?



PD. Si, ya sé. El título. Pero no me pude resistir.

lunes, 15 de marzo de 2010

?

Suelo sentir cada tanto que todo el mundo sabe algo que yo ignoro.
En esos momentos puedo sentir que esa ignorancia y esa exclusión son tan evidentes que se ven a simple vista.
Cualquier risa es una burla, cualquier mirada una crítica.
Me siento tan en falta, que si pudiera desaparecería sin dudarlo.
A veces me tranquilizo pensando que lo mismo le pasa a todo el mundo, pero en realidad lo dudo.

Siempre en el medio

Ser Dios es saberlo todo, o ignorarlo todo.

En el medio estamos nosotros.

viernes, 12 de marzo de 2010

Me extraña araña...

Si miro para atrás, aunque sea quince minutos, veo que he hecho tantas cagadas y he aprendido tan poco que necesitaría vivir otras veinte veces para hacer de mi vida algo apenas decoroso.

Una araña no necesita aprender a ser araña y hasta nace sabiendo tejer, ¿por qué me cuesta tanto aprender a ser persona?

jueves, 11 de marzo de 2010

De vez en cuando la vida...

Esta semana me tocó tener que estar de acompañante durante algunas horas en un sanatorio. Nada grave.
Durante la tarde, cada tanto y en total unas cinco o seis veces, escuché la voz de un hombre mayor llamando repetidamente a su mama (así, con acento en la primera a).
No vi al hombre, no se qué le pasaba aunque imagino que sufría o estaba asustado; pero el hecho de que un anciano llamara a su mamá de esa forma me partió el corazón y la cabeza.
...
La vida, mi vida, está llena hasta reventar: pequeños anhelos, pequeños rencores, pequeños temores, una larga historia de pequeñas batallas que forman mi propia pequeña historia.
...
Mayormente tonterías.
...
Un hombre vivió, digamos, 70 años. Conoció infinidad de personas, habrá querido y habrá odiado, habrá ganado y habrá perdido; pero en esa cama llamaba a su mamá. ¿Estaría solo? ¿Tendría hijos?
...
En el instante en que la vida finalmente detone la bomba que llamamos corazón, muchos nombres que hoy parecen importantes se borrarán. De los que queden, de los pocos que queden, me aventuro a imaginar un par.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Y, si.

Nada se equipara a la frustración que me genera descubrirme más tonto de lo que pensaba que era.

La hormiga y la cigarra

El trabajo suele ser entendido como una carga, como una obligación que nos impone el mundo, de puro imperfecto. Normalmente la gente odia el lugar en que trabaja, o en el mejor de los casos le resulta indiferente.

Conozco gente, la mayoría, que nunca habla de su trabajo. Puede hablar durante horas de cualquier tontería a la que dedica media hora a la semana, pero pasa un año sin mencionar nada sobre su trabajo, en el cual pasa 40 horas semanales.

No hace falta ser cantante pop ni investigador de la nasa para sentir que el trabajo es importante, al menos para uno; y si alguien detecta a una persona que encuentra alguna satisfacción en el trabajo (sin ser cantante pop ni investigador de la nasa), lo tacha automáticamente de anormal.

Cuando realidades como esta son las habituales y nadie se las cuestiona, no puedo dejar de preguntarme: ¿cómo llegamos a esto?

lunes, 8 de marzo de 2010

Tan simple que hasta duele

Dice un chiste viejo, tonto y de mal gusto:

-¿Sabés por qué los perros se chupan sus propios genitales?
-No, por qué?
-Porque pueden!

En estas pocas y simples palabras se esconde una de las mayores verdades que podemos aspirar entender en nuestra vida.
Quien nos engaña, quien nos humilla, quien nos ningunea, quien nos insulta y nos hace infelices, lo hace PORQUE PUEDE.
Quiero decir: porque las circunstancias y porque nosotros mismos lo hacemos posible.
El que pretenda entender el por qué, lo hace pensando en modificar la conducta del otro. En cambio, el que sólo pretenda modificar la situación para que el otro ya NO PUEDA hacer lo que nos molesta, está más cerca de querer modificar las circunstancias y, sobre todo, su propia conducta.
Cuando alguien nos hace sufrir, es natural pretender demostrarle que se equivoca, que el efecto de su conducta es negativo para nosotros, que no es "correcto". Todo esto es altamente improductivo.
Si aceptamos que el otro nos lastima "porque puede", si decidimos cambiar para que ya no pueda, habremos hecho algo más que hablar. A lo sumo podemos explicar luego, si nos preguntan, el motivo de nuestro cambio.

domingo, 7 de marzo de 2010

Elogio de la mentira

La mentira tiene, desde siempre, muy mala prensa, pero eso no impide que esté presente en la vida de todos cada día.
Como esas grandes virtudes que necesitan que se las defienda y reivindique constantemente, la verdad se nos plantea como el ideal, sin embargo, siglos de propaganda y amenazas no alcanzaron para imponerla, ni nunca lo harán.
Y es que, más allá de conveniencias y necesidades, la verdad se nos plantea como una tiranía, mientras que la mentira es la gran libertaria: si a alguien le preguntan a qué se dedica, la verdad apenas puede poner en sus labios una sola respuesta (que sólo acepta, en algunos casos, unos débiles aderezos). En cambio la mentira nos da alas, derriba las cuatro paredes de la realidad y nos permite jugar y mostrar no sólo lo que somos, sino lo que quisiéramos ser.
La verdad es aceptación, resignación y pobreza. Está hecha de piedra y, como la piedra, sólo cambia con mucho tiempo y mucho trabajo. La materia de la mentira es el aire, el humo, y basta una débil brisa para moldearla a nuestro antojo.
Si no le gusta lo que es, si no encuentra felicidad en la realidad que le tocó vivir, MIENTA! Es fácil, es divertido y no tiene efectos secundarios. La verdad es personal (uno sólo puede aspirar a decir SU verdad), pero la mentira es universal.
Y como uno no debe hacer a los otros lo que no quisiera que le hicieran a uno, miéntase también.
Adelante, usted lo merece!

viernes, 5 de marzo de 2010

Pensándolo bien...

Pensándolo bien, hace falta un coraje increíble para vivir cada día sabiendo que todos y cada uno de nosotros está muriendo, sabiendo que todo lo que hacemos, que todo lo que empezamos, no es más que un castillo de arena y que su destino es la marea.
Hace falta un coraje increíble, o una increíble necedad.

jueves, 4 de marzo de 2010

El pibe la puso y se siente Maradona

A vos, que te sentis un winner porque la pusiste,

A vos, que te sentis metrosexual porque al fin la pudiste poner,

A vos, te quiero recordar,

b o l u d o,

que TODOS la ponen, la pusieron y la pondrán;


S A L A M E:

¿De dónde te pensás que sale la gente?

Qué mal nos hace Holywood...

En una película memorable, Jack Nicholson le dice al personaje de Helen Hunt algo asi: "Me haces querer ser un hombre mejor".

A mi me pasó (sentirlo, no decirlo y mucho menos que me lo digan).

No creo que sea otra forma de decir "te amo". Es otra cosa. Uno puede amar a gente despreciable, uno puede maltratar a la gente que ama. Después de todo uno no es tan sanito.

Tal vez ni siquiera es necesario amar a alguien para sentir eso. Tal vez no dependa de la profundidad, sino de la salud de la relación. Uno tiende a pensar que difícilmente tenga una relación muy sana siendo tan enfermito; y sin embargo ahí está Nicholson con su frase. No importa lo trastornado que estes, hay gente que puede generarte ganas de ser, de estar mejor.

Uno siempre tiene que seguir a su corazón, pero si se da que el corazón apunta hacia una persona que nos hace sentir eso, y si esa persona tiene el mismo sentimiento hacia nosotros; entonces sin duda uno es doblemente afortunado (como mínimo, pero no quiero exagerar).

Los amores tóxicos y destructivos, los amores que se validan a sí mismos en el sufrimiento, suelen ser inevitables para la mayoría de nosotros. Pero no hay que negarse la posibilidad de vivir alguno de los otros.
Y si no se da, a seguir participando...

miércoles, 3 de marzo de 2010

Teta-musa

Hablando de la eternidad...

Borges dice en un cuento que si un hombre fuese inmortal, sus acciones carecerían de importancia; y es que resulta imposible que un lapso infinito de tiempo un hombre no sea todos los hombres.
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Entonces, resulta inevitable que uno -siendo inmortal- escriba, al menos una vez, la Odisea. En un lapso infinito, uno será un héroe pero también un villano, uno hará todo, lo bueno y lo malo.
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Por supuesto, esta es una visión literaria. La inmortalidad presenta en realidad muchas paradojas simplemente porque es paradójica.
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Un hombre inmortal sería todos los hombres, como un libro de infinitas páginas contendría todos los libros posibles en todos los idiomas posibles.
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Un hombre inmortal amaría a todas las mujeres, porque en un lapso infinito de tiempo cualquier mujer necesariamente se repetiría. ¿Se repetiría?
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La mujer que vi antes de anoche, y que me fascinó fugazmente con la simple insinuación de la curva de su escote, sus ojos negros y su piel, que imaginé suave como culo de bebé; esa mujer, ¿es repetible?
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Su mirada, sus pensamientos y su historia, sus secretos y sus cicatrices, ¿son repetibles en un juego de infinitas combinaciones? ¿Somos eso? ¿Somos sólo eso?
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Yo creo que no.
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PD. Sus tetas, en mi imaginación, eran perfectas; como solo pueden serlo las cosas que uno sabe que nunca tendrá.

Harry, prestame la capa!

Hoy es un día para acurrucarse en un rincón y tratar de pasar desapercibido.

Shhhh.
Ya falta poco!.

martes, 2 de marzo de 2010

Si estás deprimido seguí de largo...

La humanidad tiene una especial atracción por los vaticinios, sobre todo los catastróficos.
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En los últimos milenios, varias veces se vaticinó el fin del mundo. En algunos casos en fechas previsibles, como un cambio de milenio. A finales del siglo IX se generó algún grado de sicósis augurando el fin del mundo. Como previsiblemente, no sucedió, se "corrigió" el augurio diciendo que llegaría al cumplirse un milenio desde la muerte de Cristo (año 1033). Nuevamente falsa alarma.
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La última fecha de moda es el año 2012.
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¿Por qué será que nos preocupa tanto un gran final, cuando sabemos que nuestro propio y pequeño fin del mundo llegará, inexorablemente -a lo sumo- en unas pocas décadas?
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Toda la gente que conocemos llegará a su fin (morirá, expirará, cagará fuego) antes de que pase un siglo. Ese es, sin duda, el fin de "nuestro" mundo y no hay dudas de que sucederá. Sin embargo nos seduce mucho más pensar en un final estilo Holywood, con efectos especiales y si es posible en 3D.
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Más allá de nuestra inveterada tontería, debe ser tentadora la idea de que, luego de nosotros (NOSOTROS) el mundo dejará de existir.
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En realidad quise decir ustedes, porque yo soy inmortal.
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lunes, 1 de marzo de 2010

Mariposas en el estómago...

Entre la gente que se acostó el viernes y el sábado no despertó, habría muchos que estaban preocupados porque no les alcanzaba el dinero.
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Entre la gente que recibió una lluvia de escombros mientras dormía, muchos estarían enojados con la vida, porque se sentían desilusionados.
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Entre la gente que hoy es sólo un número en las pantallas de televisión, alguno estaría haciendo planes para la seman próxima.
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Alguna mujer estaría convaleciente y ansiosa por estrenar sus nuevas lolas. Algún hombre estaría pensando en su pronta jubilación. Alguien se sentiría miserable porque en esos días le habían chocado el auto o no lo habían invitado a una fiesta.
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No hay forma de que entendamos que la vida dura un día, y que despertar cada mañana es motivo suficiente para agradecer.